Hace varios años, siendo archivero de la Hermandad de la Santísima Vera Cruz de Sevilla, encontré un escrito sobre el enterramiento en la capilla de la Hermandad de Fray Sebastián de Jesús Sillero. Desde entonces he dedicado todo el tiempo que me ha sido posible a investigar su vida y su inconcluso proceso de santificación. Este blog, nace con el objetivo primordial de divulgar su vida y milagros, dando a conocer las investigaciones que he llevado a cabo y reuniendo todos los testimonios actuales, referentes a este Venerable Siervo de Dios. Ruego a los lectores que si conocen alguna noticia sobre él, la hagan llegar para su publicación, a través del correo: fraysebastiandejesussillero@gmail.com


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sábado, 25 de agosto de 2018


NUESTRO PADRE JESÚS DEL CALVARIO
de Montalbán (Córdoba)

         En estos momentos, mientras escribo este posts, Jesús del Calvario, el  “Jesús de los Jesuses”, recorre las calles de Montalbán, como cada 25 años.

        Lamentablemente, no he podido desplazarme a esa bendita localidad de la campiña cordobesa, pero estoy siguiendo en directo a través de internet su recorrido fervoroso.

         Me emociona la devoción de tantos montalbeños, la de tantos peregrinos de las localidades cercanas y de otros puntos de España, que se han dado cita para rezar a los pies de tan devota Imagen.

         Me emociona enormemente, el contemplar la Imagen a la que tanta devoción tenía el Venerable Siervo de Dios Fray Sebastián de Jesús Sillero.

         Devoción heredada de sus padres y de toda su familia a Jesús del Calvario, que fue su norte y su guía durante su infancia y adolescencia, hasta que a los 22 años profesó como hermano lego en la Orden de Franciscanos Menores, del convento de San Antonio de Écija.   

         Tan grande era su devoción, que al tomar su nuevo nombre como religioso, al suyo de Sebastián, le añadió Jesús, por el Bendito “Jesús de los Jesuses”.

         Poco tiempo después, fue trasladado a diversos conventos franciscanos, no volviendo a ver más a su Jesús del Calvario.  Estoy convencido que siempre lo llevaba en su corazón y en sus oraciones.


foto: www.todocoleccion.net



martes, 3 de julio de 2018


FRAY SEBASTIÁN DE JESÚS SILLERO
Y LA
HERMANDAD DE LA SANTA VERA CRUZ DE SEVILLA


      No habría pasado siquiera un año desde que profesó en el convento de San Francisco de Écija, cuando fue trasladado a la Casa grande de San Francisco en Sevilla en 1687.
       Su oficio de limosnero le hizo tratar con todas las clases sociales de la ciudad, en unos casos para pedir y en otros muchos para dar.
        Desde entonces comenzó su fama de santidad.
      Por estas fechas Fray Sebastián empezó a curar con unas pequeñas cruces que él mismo hacía con las ramitas de un laurel centenario que estaba en el convento.
        A raíz de ello, comenzó su devoción al milagroso Crucificado de la Santa Vera Cruz.
        Pasaba las horas meditando ante la devota imagen.
        Le limpiaba el polvo con un suave plumero.
        Estaba pendiente para reponer el aceite de las veinticuatro lámparas de plata que alumbraban a la devota imagen.
        Se dice que cuidaba del Cristo.
       Pero no fue hasta 1712 cuando se inscribió como hermano de la Santa Vera Cruz.
        En el libro de asiento de hermanos comenzado el año de 1626, en el folio 205, aparece su inscripción, que según se aprecia en la foto adjunta es como sigue:

El Padre Fray Sebastián de Jesús Gómez Sillero, religioso lego de la Orden de Nuestro Padre San Francisco, en esta Casa Grande, se asentó por hermano de esta Santa Cofradía en 3 de Mayo de 1712”



       Es curioso cómo antepone Gómez a su primer apellido.  Igual que el hermano de su abuelo, conocido por Sebastián Gómez, según detalla Miguel López Romero en su estudio “Genealogía e historia de Fray Sebastián Sillero Pérez”.
      Cada día que pasaba, más se incrementaba tanto su devoción al Crucificado como su fama de caritativo volcado hacia el prójimo.
     Hasta llegaban personas de otras ciudades para tocar y pedir al hermanito Sebastián que remediara sus necesidades.
      Así hasta el año 1734 en que el día 15 de octubre de ese año, Dios decidió llevárselo a su presencia.
        La noticia de su muerte conmocionó a Sevilla.  Todos querían verlo, tocarlo y llevarse un trocito de su hábito. Tuvieron que depositar su cadáver dentro de la Capilla de la Santa Vera Cruz y cerrar las rejas para que se pudiera ver, pero no se pudiera acceder a él.  Se formaron grandes colas de personas que durante todo el día no cesaban de  presentarle sus respetos para despedirse de él.
       Luego, a medianoche, sin repiques de campanas, ni cantos fúnebres, ni más boato, tal como él dejó escrito en su testamento, su cuerpo fue depositado        en una de las bóvedas de la Capilla, “que estaba situada al lado del Evangelio, delante del hueco donde se hallaba un reja de la Capilla por la que toma luz del Claustro.”
        Cuando al día siguiente llegaron los oficiales de la Hermandad y vieron que se había utilizado una fosa que estaba reservada, hablaron con el Padre Guardián y éste les contó el entierro de Fray Sebastián,
     En el siguiente Cabildo de los Oficiales de la Cofradía, celebrado el 21 de octubre de 1734, se detalla en las actas todo lo anterior sobre la sepultura  de Fray Sebastián.
      Y en el Cabildo siguiente, del 6 de noviembre de 1734, se toma la siguiente decisión, según se detalla en las actas:

“de conformidad de los que se acordó en la Junta de 21 de octubre de este año sobre el Cuerpo de Fray Sebastián de Jesús Religioso lego de este Convento se preguntó al Sr. Don Pedro de Olazabal quien respondió a la Junta lo que había ocurrido para que la Comunidad lo hubiese enterrado en nuestra Capilla y enterado la Junta de todo se le dio al dicho Sr. Olazabal comisión para que secretamente hiciese una diligencia con el Padre Guardián de oficio a fin de poner los medios de que en ningún tiempo pueda la Comunidad, sacar dicho Cuerpo de la Capilla”

      Así se llegó a un acuerdo con la Comunidad por el que se acordaba que el cuerpo de Fray Sebastián siempre estaría en la Capilla de la Santa Vera Cruz.
         Pero  no contaron con los franceses…
      El día 2 de febrero de 1810 entraron las tropas napoleónicas en Sevilla, y faltando al acuerdo al que habían llegado con la Junta de Defensa, lo primero que hicieron fue tirar las puertas del Convento de San Francisco y echar a los religiosos para convertirlo en cuartel de las tropas de ocupación.
        La Hermandad apenas tuvo tiempo de retirar las imágenes, cuadros y objetos de valor, para guardarlas en otras iglesias y en casas de los principales hermanos.
        Pasados varios días, los franceses prendieron fuego al convento, que ardió en gran parte, incluida la Capilla de la Vera Cruz, convirtiéndolo todo en ruinas.
      Los hermanos, se organizaron para que todos los días fueran a la Capilla varios de ellos para tratar de salvar lo que aún quedaba. Y éstos hicieron el comentario de que “el gran tesoro de la Hermandad era el que estaba sepultado junto a la ventana”, por los restos de Fray Sebastián de Jesús Sillero.
        Pero este comentario fue escuchado por los franceses, que estaban esperando el momento oportuno para escavar la Capilla y ver cuál era el tesoro.  Pero las pretensiones de los franceses también llegaron a oídos de los hermanos.  
       Se hicieron urgentemente las gestiones oportunas y el día 18 de junio de 1810, se exhumaron, con las debidas garantías, los restos de nuestro venerado Fray Sebastián y fueron trasladados a la Parroquia de San Clemente, Sagrario de la Catedral, para depositarlos provisionalmente en la Capilla de San Millán, hasta su depósito definitivo en la Santa Iglesia Catedral de nuestra ciudad.
        Así podemos decir que después de terminar Fray Sebastián su labor entre los mortales, fueron algo más de 65 años lo que sus restos estuvieron depositados en la Capilla, bajo el amparo de nuestro milagroso Crucificado de la Santa Vera Cruz.

En Sevilla a 3 de Julio de 2018

Antonio López González