Hace varios años, siendo archivero de la Hermandad de la Santísima Vera Cruz de Sevilla, encontré un escrito sobre el enterramiento en la capilla de la Hermandad de Fray Sebastián de Jesús Sillero. Desde entonces he dedicado todo el tiempo que me ha sido posible a investigar su vida y su inconcluso proceso de santificación. Este blog, nace con el objetivo primordial de divulgar su vida y milagros, dando a conocer las investigaciones que he llevado a cabo y reuniendo todos los testimonios actuales, referentes a este Venerable Siervo de Dios. Ruego a los lectores que si conocen alguna noticia sobre él, la hagan llegar para su publicación, a través del correo: fraysebastiandejesussillero@gmail.com


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miércoles, 15 de octubre de 2014

   ANIVERSARIO DE SU FALLECIMIENTO

   Hoy día 15 de octubre de 2014, se cumplen los 280 años del fallecimiento de Fray Sebastián.
   Desde el día 11 se encontraba enfermo con fiebre y un fuerte dolor en el costado, que lo postró en el lecho de la enfermería del convento, que con el paso de los días fue debilitando sus fuerzas.
   La noticia de su enfermedad corrió por toda Sevilla, por lo que muchísimas personas se agolpaban en la portería para informarse del estado del hermanito Sebastián.
   Al amanecer del día 15 de octubre de 1734 exhaló su último suspiro, estando acompañado de varios religiosos del convento, entre ellos el lego Fray Pablo de Jesús.
   Su cuerpo fue expuesto en la capilla de la Hermandad de la Santa Vera Cruz, de la que era hermano, reservado por la regia reja, para que todos pudieran ver su cuerpo.    
   Al anunciar la campana  la señal de su fallecimiento, gran multitud de personas fueron al convento a dar el último adiós a Fray Sebastián. 
   Al caer la noche de ese mismo día y una vez desalojado y cerradas la puertas del convento, el padre Guardián, junto con los religiosos franciscanos, después de leer el testamento de nuestro Venerable Siervo de Dios, metieron su cuerpo en un cajón de pino basto, totalmente cerrado y clavado por todas sus partes, y sin doble de campanas, sin cantos del oficio de difuntos, sin más luces que las que llevaban algunos religiosos, procedieron a darle sepultura en la misma Capilla de la Santa Vera Cruz, en el lado del Evangelio, en la bóveda que perteneció a la familia de los Nuñez y Arroyos.   Así quedó cumplida su voluntad, consignada por Fray Sebastián en su testamento.