Hace varios años, siendo archivero de la Hermandad de la Santísima Vera Cruz de Sevilla, encontré un escrito sobre el enterramiento en la capilla de la Hermandad de Fray Sebastián de Jesús Sillero. Desde entonces he dedicado todo el tiempo que me ha sido posible a investigar su vida y su inconcluso proceso de santificación. Este blog, nace con el objetivo primordial de divulgar su vida y milagros, dando a conocer las investigaciones que he llevado a cabo y reuniendo todos los testimonios actuales, referentes a este Venerable Siervo de Dios. Ruego a los lectores que si conocen alguna noticia sobre él, la hagan llegar para su publicación, a través del correo: fraysebastiandejesussillero@gmail.com


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jueves, 15 de octubre de 2015

MUERTE Y ENTIERRO DE FRAY SEBASTIAN


        Al amanecer de hace 281 años, tal día como hoy, el 15 de octubre de 1734, entregaba su alma al Señor Fray Sebastián de Jesús Sillero.

         El pueblo de Sevilla, profundamente afectado con la noticia, que corrió de boca en boca, acudió en tropel al convento de San Francisco.

         El Prelado, deseoso de satisfacer los deseos de la multitud y el afán que todos mostraban por ver su cuerpo, acordó poner el cadáver en la capilla de la Santa Vera Cruz, donde protegido por la reja, podía ser visto por la multitud, solo dejando entrar a los grandes de Sevilla, donde unos con lágrimas, otros besando su hábito y sus pies, tocando su cuerpo con rosarios, medallas, pañuelos, todos le clamaban Santo, celebrando su vida ejemplar considerando como una calamidad su muerte, exclamaban: “Ya murió el Santo, ya falleció el Padre de los pobres, ya no existe el consuelo de los afligidos.”      

          Al anochecer, cuando los frailes pudieron desalojar el convento, su cuerpo fue sepultado con el mayor sigilo y reserva en la bóveda del crucero de la capilla de la Santa Vera Cruz en el lado del Evangelio, que linda con una de las rejas de las ventanas de la capilla de San Antonio de los Castellanos y con la reja de medio punto que salía al claustro principal.  Así se cumplió el testamento de Fray Sebastián, que su entierro fuera con la mayor reserva y sin que doblaran las campanas.

miércoles, 14 de octubre de 2015

TESTAMENTO DE FRAY SEBASTIAN

Aunque, como siempre, sin tiempo para poder escribir todo lo que he llegado a investigar sobre la vida de Fray Sebastián,  no quiero dejar pasar este 281 aniversario de su muerte, que se conmemora mañana día 15 de octubre, para transcribir el testamento que de su puño y letra nos legó, como protestación de su fe, cuando Dios se dignó revelarle la proximidad de su muerte:

“Testamento del más pecador y del más ingrato a mi Dios, Fr. Sebastián de Jesús.

         En el nombre de Dios nuestro Señor, que vive sin principio y reina sin fin, sepan que yo el pecador Fr. Sebastián de Jesús, estando bueno en mi salud y con todos mis sentidos, memoria, entendimiento y voluntad, creyendo en el misterio de la Beatísima y Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, tres personas distintas y un solo Dios verdadero, y creyendo todo lo que cree y confiesa nuestra Santa Madre Iglesia, Apostólica Romana, y en todos los misterios de nuestra fe, y por ser gusto de mi Dios así lo confieso, y así lo conozco, y así lo creo, y perderé millones  de vidas que tuviese por defenderlo y guardarlo.

         Vuelvo a confesarlo y ratificarlo en la hora de mi muerte y en la presencia de Dios lo confieso y ratifico, y si entonces tuviera vida o vidas que perder, las diera por el honor de mi Dios y mi Señor, Criador, Redentor, Salvador y Glorificador, quien me ha de juzgar con misericordia, mirando mi miseria y mi nada, atendiendo a su grandeza infinita para usar de ella, y arrimando a un ladito su justicia mientras se perdonan mis culpas y miserias.

         El Abogado en la Reina de los Ángeles María Santísima con licencia de la Beatísima y Santísima Trinidad, y el señor S. José su Esposo, mi Procurador…

         No quisiera haber nacido para haberte ofendido. Hijo del Rey de los reyes, y redimido con su sangre, soy el pecador Fr. Sebastián de Jesús Gómez y Sillero.

         Señor Dios Todopoderoso, lo que es vuestro, vuelvo a vos esta alma que he tenido y tengo, la presento y encomiendo a mi señora la Virgen María para que, como Madre de pureza, la limpie con su intercesión y la ponga en los Alcázares celestiales, para que os alabe para siempre en vuestra gloria, y es mi intención decir a la hora de  mi muerte lo que digo ahora.  Pésame, Señor, por ser vos quien sois, de haberos ofendido y propongo firmemente la enmienda.  Aparta, Señor, de mí lo que me aparta de ti.  En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu; redímeme, Señor Dios de la verdad.

         Las misas, sacrificios y sufragios que se me dijeren en esta mi Provincia, dejo a la disposición de mis albaceas el señor S. José y María Santísima, para que alcancen de Su Majestad las disponga según su voluntad santísima, apiadándose de esta pobre alma.  Pido a todos mis hermanos me perdonen, que de corazón perdono yo a todos; y pido a Dios de todo corazón perdón por mis culpas, que no he sabido lo que me he hecho, y he errado por mi culpa, por mi culpa y por mi gravísima culpa.

         Pido a mi Prelado me haga caridad antes de morir de darme el Santísimo Sacramento, y a todos mis Padres y hermanos me asistan en caridad de Dios.  Pido también que quiero recibir el Sacramento de la Extremaunción para con él ser fortalecido contra mis enemigos.  Pido por el amor de Dios a mi Prelado un pobrecito hábito para mi mortaja, y una pobre sepultura en sagrado por el amor de Dios, por María Santísima y el señor S. José, y postrado a los pies de todos y de cada uno por sí, y besándolos de la mejor forma que puedo, les pido perdón y he sido y soy un soberbio y un simplillo.

         Benditísimo mi Dios que me ha criado a su imagen y semejanza y me ha hecho católico, cristiano, romano, y me presento en la mejor forma que puedo debajo de las plantas de Su Santidad el señor sumo Pontífice, Vicario de mi Señor Jesucristo, besándolas y pidiéndole su santísima bendición para alivio de mi alma cuanto cabe y puede toda su potestad cuan grande es.  Así lo pido y así lo quiero, y cuanto fuere el agrado de Dios nuestro Señor. Amen.

         Es mi voluntad que si muero de noche me entierren por la mañana, y si muero por la mañana a la tarde, sin que permitan otra cosa, ni que toquen, salvo la voluntad de mi Prelado, y si en la tarde saliendo de Prima y lo que fuere en la presencia de Dios seré y no más.

         En la religión soy lego y siempre lego y en la presencia de Dios deseo y quiero ser un Serafín.

         El Pecador, Fr. Sebastián de Jesús, Jesús, Jesús.”


Después empezó a despedirse de las personas a quienes más unido estaba, indicándoles que no volverían a verse, revelando la proximidad de su fallecimiento. Fueron testigos de esta predicción distinguidas personas de Sevilla que luego declararon en la causa de beatificación.